viernes, 3 de octubre de 2014

Podría suceder
que no me enamorara de tu sonrisa
de la comisura de tus labios
y la bebida que  en ellos se desliza.

Podría pasar
que en un parpadear
nuestros dedos se rocen
por debajo de la mesa
en una junta de academia.

Que mis líneas
toquen las tuyas sin conocerse,
que seamos pseudopoetas de clóset,
que nos miremos de frente
y sin hablar con la boca
nos digamos que venimos del mismo sitio,
que hemos cruzado el mismo camino
en dimensiones que por años
transcurrieron desconocidas.

Ahora tu mirada
se cruza con mi buscar en la vida,
empatía, dijiste.

Podría transformarnos
en sujetos contemporáneos,
podría atorar con un palito
el engrane del tiempo,
depositar en una cajita mágica
a los seres que amas y te requieren,
para que desaparezcas y te esperen.

Podría ayudarte a volver a creer
en la fantasía
mostrarte que (como bien sabes)
el agua del río no sólo corre hacia el mar
sino que a veces, encuentra su camino al andar.

Te recordaría lo que es
creer en la bondad
confiar en la honestidad
temer por negociar la ilusión a cambio de ambición.

Y así como quien pide un favor
te esperaré entonces
a la puerta de mi decepción.