lunes, 28 de julio de 2014


Nos alejamos cien. Doscientos metros. Aún nos veíamos. Pero no podíamos susurrar. Cogimos dos vasos de plástico. Un hilo. Un hilo que midiera exacto la distancia que nos separaba. Entonces tú hablabas y yo escuchaba. Y después. Yo hablaba y tú escuchabas. Así nos alejamos más. Mil. Cientos de miles. Hasta que te perdí. Me perdí. En la niebla. Ahora no nos vemos más. Y sin embargo. Aún está presente ese hilo. Por el que circula tu voz. Por el que circula la mía.

Ana Jimena Sánchez.

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