sábado, 26 de abril de 2014

Mi vulnerabilidad, mi fortaleza.

Si te hablo de las heridas en mi espalda
no es más que te encuentro fuerte
y débil en el conocimiento de mi vulnerabilidad.

Si te reconozco fuerte en mis entrañas
depositario de la bacteria de mi perdición.
Si te permito dentro sin pedir perdón
vulnerable no soy,
permisible de mi fortaleza voy.

Que la vida pasa,
consciente,
inconsciente,
derrochando experiencias
de verdad
y alevosía.

Que te reconozco en la falta de sabiduría
que me proporciona libertad,
verdad.

Que derramo lágrimas
en el hondo espacio
que mi corazón abarca,
y mientras más suena el río
menos agua lleva.

Que tu penetración no es más que
en mí
la permisividad de entrar,
que elijo;
y en demostrarme débil
encuentro mi fortaleza
por  e l e c c i ó n.

En los desafortunados el privilegio
de no tener fortuna,
que les permita arriesagrlo más todo
pues de tener tienen nada.

Que la vida cuando hay mucho
y más cuando hay poco que vivir
no le teme uno nada.

Que en mi abrazo a la muerte
me es otorgado la inmortalidad
de alma,
de pesamiento,
de trascendencia.

Que en el empeño por dominar todo
encuentro mi debilidad,
inexistente
en la contraposición al desear.

Enuncio de lo que mi alma carece
y me encuentro con que es lo que más te apetece,
que en el despojo de mis ropas
te parezco más que atractiva
por exponer
lo que el mundo esconde
en la inconsciencia del enamoramiento
entre el pudor y su nombre.

Hoy la lluvia me ha mojado
a la falta de paraguas
y en la clemencia de piedad
no ha salido el sol, ni el torrente ha cesado,
fortaleza es andar mojado.


Viene de mi
viene de ti
la fortaleza  de ser débil
es un sentimiento.

Que mi vulnerabilidad me loda todo
cuando no hay nada más que perder
que la fortaleza de la debilidad
que no soporta mi ser.







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