viernes, 28 de marzo de 2014

Toda verdad oculta una mentira.

Es verdad
que todo ha sido confeccionado
a manera de mentira.
Que de los árboles crecen ramas,
que los vecinos son amables,
que de mi amor
a cambio no espero nada,
y que tu espalda acaba en nalgas.

Es cierto
que al hablar de certezas
obviamos las falacias,
que el sol de tan lejos
quema,
que de la luna no es su luz
mientras brilla
sin temerle a las estrellas.

Es real
que hay otras dimensiones,
que tú y yo estamos extremadamente cerca
a tan sólo una muerte de distancia,
que te encuentro en mis sueños
y en mis ganas de volver a verte,
temblando de miedo
por saberme tan frágilmente capaz
de cruzarme el trecho
que nos une el trayecto de un parpadeo
en el que los ojos se apagan.


Es genuino
que de todos los rumbos
se encuentra el propio
se ven los perdidos,
se entretejen los enigmas que
subversivos
abandonamos rotos
por vanidad.

Auténtico
es el grito del censurado
que proclama libertad,
la carcajada de quien llora
la muerte de su hermana,
el deseo de no desear más nada,
el amor de quien resiente
todo el peso sobre su espalda.

Mentira
es que me digas
que yo,
como tú,
de la vida que se enciende
de la vida que se apaga
de la vida que te rompe
y luego te repara
de la vida que se sufre
y se goza
de la vida que se siente
cuando ya no se siente más nada
que de la vida no he vivido
que de la vida no sé yo nada.

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