Ahí estaremos cariño,
en los oídos de los sordos,
en las comidillas de los vecinos,
en el juicio de aquellos que por no permitirse
sentir
se honran por profesar una frígida vida de excelso decoro.
Nos besaremos,
en el asiento del exilio,
en la hoguera de los libertinos,
en la envidia de los reprimidos
que no se atreven a sufrir.
Cogeremos,
de nuestros corazones
la verdad oculta en la confidencia,
el amor declarado a la luz de la
oscuridad,
la lujuria de la distancia que nos
acerca los deseos.
Viviremos
de nuestras ilusiones rotas,
de una cogida animal
que nos reviente hasta las entrañas,
de un “hasta nunca” ... “nos vemos
mañana”.
Nos asfixiaremos
con las promesas de los enamorados
con la censura de lo grotesco
y la planeación de caminos paralelos
destinados al fracaso en el intento.
Develaremos
la i m p r u d e n c i a en la c a u t e l a
de los aleccionados por los
principios de la decencia,
La i n s e n s a t e z en la c o r d u r a
de los aficionados al control y poner todo en cintura.
Ahí nos encontraremos vida mía,
en el secreto que el mundo entero guarda
en las tinieblas de la luna,
donde la paradoja cuenta
que ni la n o c h e más o s c u r a
o c u l t a r á nuestra EXISTENCIA.
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